Los líderes empresariales de hoy saben que necesitan dirigir organizaciones sostenibles. Sus partes interesadas, desde inversionistas hasta consumidores, quieren evidencia de que el negocio está operando de manera sustentable y que sus productos, servicios y cadenas de suministro son verdaderamente sustentables. Hay una presión creciente por que las empresas se pongan «verdes». Pero ¿Es buen negocio ser sostenible? Veamos:
La sustentabilidad es para ricos ¿No?
Se supone que transformar la empresa en una organización sostenible no es solo un tema de ética sino que además es conveniente desde el punto de vista del negocio. Esto no siempre ha sido tan obvio ya que es frecuente que las alternativas sustentables, tales como materiales menos contaminantes, insumos provenientes de escenarios con trato justo o equipos amigables con el medio ambiente, sean más costosos que los tradicionales.
También se puede entender que prácticas relacionadas con la economía circular tales como la oferta de productos cuya vida útil sea mayor, tengan facilidades para reparación o repotenciamiento, o puedan ser compartidos por múltiples usuarios, van en contra del modelo utilitario del negocio.
Todo esto sin hablar de los costos directos relacionados con subirse a la moda verde, tales como la contratación de personal experto en temáticas ambientales o de regulación, procesos de certificación, mecanismos de monitoreo y seguimiento o inversión en proyectos externos que busquen impactos positivos en la sociedad.
Todas estas consideraciones son las que pasan por la cabeza de los empresarios y directivos de empresas cuando analizan la conveniencia de iniciar procesos de transformación hacia la sostenibilidad. Pareciera que ser verde implica unos costos muy altos.
Entonces ¿En qué beneficia esta “moda” de la sostenibilidad al negocio?
Desde el punto de vista financiero, efectivamente se pueden identificar varios impactos positivos que puede traer el movimiento hacia la sostenibilidad. Veamos algunos:
Ahorro de costos: las iniciativas de sostenibilidad pueden reducir costos. Por ejemplo, prácticas de eficiencia energética o reducción de desechos pueden impactar directamente los márgenes de operación.
Gestión de riesgos: al mejorar su gestión económica, social y ambiental, las empresas pueden identificar y abordar riesgos reputacionales, financieros y regulatorios, e incluso riesgos físicos (como los relacionados con el cambio climático). Según CDP, los riesgos ambientales en las cadenas de suministro podrían costar hasta 120 mil millones de dólares en cinco años, mientras que las regulaciones en torno a los informes de sostenibilidad se están endureciendo.
Atracción y retención del talento: un estudio de IBM encontró que 7 de cada 10 trabajadores se sienten atraídos por empleadores con sólidas estrategias de sostenibilidad ambiental. Esta tendencia seguirá en aumento motivada por las visiones de las nuevas generaciones que buscan lugares de trabajo con los cuales compartan sus escalas de valores y les generen sentido de orgullo y pertenencia.
Ventaja competitiva en el mercado: al adoptar la sostenibilidad, las empresas pueden asegurarse de retener y aumentar su participación de mercado, con productos premium con bajas emisiones de carbono. Las afirmaciones convincentes de sostenibilidad pueden aumentar el atractivo para el cliente (a 74 de cada 100 personas muestran preferencias claras por un producto que incluye una afirmación de atributo central relacionada con sostenibilidad).
Ventajas en cadenas productivas. La preocupación de las marcas por asegurar un posicionamiento sano en lo sostenible desencadena una reacción en cadena; por ejemplo, los fabricantes de productos terminados exigen a proveedores, como los productores de aluminio, que revelen y reduzcan sus emisiones, quienes a su vez piden a sus proveedores que hagan lo mismo. Proveedores que no cumplan con ciertos niveles mínimos de comportamiento sustentable van a tener problemas consiguiendo nuevos negocios.
Preparar el negocio para el futuro: para garantizar la resiliencia y la continuidad a largo plazo, las empresas deben garantizar la disponibilidad de recursos y reducir su dependencia de recursos finitos. Esto se puede lograr mediante prácticas sostenibles, como adoptar energías renovables, reducir el uso de agua y la contaminación y promover el reciclaje de materiales críticos como el cobre y el acero.
Acceso a mercados financieros restringidos o con preferencias hacia lo sustentable: Para las empresas será muy interesante poder aprovechar los incentivos tanto de origen público como de origen privado, que proveen condiciones preferenciales de acceso al capital de financiamiento cuando se trata de proyectos que pueden mostrar impacto ambiental o social positivo. Estas condiciones preferenciales van a estar presentes durante los próximos años como resultado de los compromisos que los gobiernos están adquiriendo dada su participación en escenarios internacionales que buscan mitigar el impacto negativo tanto ambiental como social que ha traído el desarrollo.
Conclusión verde:
A medida que la presión por la sustentabilidad aumenta, el modelo financiero será mucho más claro para quienes desean cambiar modelos tradicionales. El aumento de la demanda empujará los precios de insumos y energías limpias hacia abajo, y la estandarización de las prácticas amigables con el medio ambiente y la sociedad incrementarán los costos de estar afuera del “club verde”. Unirse lo más rápidamente posible al club hará que los beneficios se aprovechen en mayor medida.
Te puede interesar: Diversidad, inclusión e innovación.
Edgar Guillermo Solano
Es director de WakeUpBrain Academy Colombia. Conductor del podcast «El club de las cabezas cuadradas» de Caracol media. Autor de los libros «Innovación para cabezas cuadradas» y «Playliving».